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lunes, 7 de abril de 2014

Cuidando a mi Hijo

Decimos "alguien" porque no siempre es el papá biológico,  de sangre, el que se “hace cargo” y se compromete con esta función sino que tal vez figuras significativas del entorno afectivo del niño, reemplazan este lugar a veces no habitado por quien debería ocuparlo.

La figura paterna es vital para los hijos. Para el desarrollo de su autonomía, para animarse a asumir responsabilidades y para su crecimiento como personas. Y no pasa inadvertido ante la mirada de los hijos su existencia, su lugar y sus acciones.

El lugar de un padre es tan importante en la vida del niño, como el de la madre, pese a que el primer vínculo fuerte de fusión y apego, desde la gestación, desde el nacimiento, o desde la adopción es el materno.

Será tarea de la mamá poder ir incorporando, dejando espacio para que este papá aparezca en la escena y sea también protagonista de la crianza.

En ese sentido en los primeros tiempos de crianza parecerá que da igual que esté o no esté, ya que el bebé y la mamá están tan involucrados y juntos que aun no hay mucho espacio para hacer acto de presencia concreta y que lo registren. Eso sí, a veces, a través del reclamo o pedido de ayuda de la mamá cuando se siente desbordada.

Por eso de a poco, cuando se superan los primeros difíciles tiempos de acomodación, a través de la palabra de la mamá y la presencia de un papá que acepta los tiempos para ser “registrado por su hijo” y no se siente “desplazado” se irá poco a poco construyendo ese lugar , ese vínculo maravillosamente necesario.

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